Algo no funciona bien en el sistema español basado en la separación de poderes. El legislador trabaja poco. Bono pone los plenos a las nueve de la mañana y allí no va ni el apuntador. Tenemos regulaciones microscópicas para algunos asuntos y lagunas enormes para otros. Además, se están poniendo de moda los jueces justicieros que se lían la manta a la cabeza y se tiran al monte con la interpretación de la ley. Polémica de Garzón, polémica de la adopción de las lesbianas, polémica por quitar los crucifijos. Los jueces tiene discrecionalidad, que es la capacidad de interpretar la ley. Cuando la ley no es clara o efectiva, entonces la discrecionalidad puede entrar en la zona de conflicto con la ley y meterse donde no le llaman. Esto es lo que ocurre últimamente. Nos estamos hartando de hablar de jueces que no sólo son jueces, sino que son juez y parte.
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Complicado afrontar el problema de la justicia en menos de diez líneas, maquinista.
Si el legislador no legisla y el juez tiene que suplir con su criterio… ¿hace mal?
¿es equiparable la actitud de los tres jueces que mencionas?
¿qué garantías nos da en su instrucción, juicio y veredicto el cuarto poder?