Cada vez da más pena escuchar a los políticos hablar sobre economía. Los altos mandatarios internacionales hacen lo que pueden, pero no brillan demasiado. Los políticos nacionales vienen haciendo la risa desde hace mucho tiempo. Sirvan como ejemplo las previsiones siempre fallidas de Zapatero y la cara de pena del señor Solbes. Los políticos autonómicos aguantan el chaparrón como pueden. Marcelino, desaparecido como siempre y Larraz diciendo que se frena la caída, pero que habrá tortazo. Los políticos locales hacen lo que pueden. Ahora les toca repartir el fondo estatal de inversión local. Un buen modo de repartir dinero entre acreedores enojados y una forma de tener a la gente entretenida. Esto del capitalismo empieza a parecerse al origen del universo. Nadie se pone de acuerdo en el fondo. ¿De quién nos fiaremos? Esa es la cuestión. Sólo nos queda esperar a que las cosas cambien y volvamos a ser tan felices como antes. Felices e inconscientes.
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