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Entré en Zara. Salí de Zara. Todo había cambiado. Entré en Zara. Todo seguía igual. La misma dependienta que me había atendido. Rasgos perfectos. Culo de licra. Volví a salir de Zara. Todo había cambiado otra vez. La calle en la que estaba no era la de mi ciudad, ni la de la primera vez que había salido después de comprarme una camiseta de Batman de garrafón.

Entre en Zara. Salí de Zara. Gente oriental pasaba por la calle con prisa y con la determinación de una máquina en la mirada. ¿Japón? ¿China? Entré en Zara. La misma chica: pelo planchado, rimmel. Salí de Zara. Nevaba. Gente alta y rubia. Idioma extraño. Quiza, Alemania, Bélgica, Holanda… Entré en Zara. Los ojos negros de la chica empezaban a ser mi única referencia. Me estaba angustiando. Me acerqué.

-¿Dónde estamos?- le dije.

-En Zara- me respondió.

-Perdona, quiero decir en qué país estamos…

-En Zara-me respondió mientras doblaba un jersey.

3 comentarios en «Entré en Zara. Salí de Zara.»

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