Hoy, la SGAE ha presentado sus cuentas en Aragón. El señor Casado ha defendido los números, que, por otro lado, nadie cuestiona porque son inaccesibles. Los autores se han convertido en villanos por culpa de la sociedad que los representa. Ningún autor se atreve a hablar en nombre colectivo porque se le puede caer el pelo, visto lo visto. Pero, seamos sinceros: los autores no interesan, interesa lo consumible, lo rápido, lo bello y espectacular. Un señor que se llama Pablo Herrero y que es capaz de componer la canción “Libre” que popularizó Nino Bravo no tiene el menor interés. O tal vez sí que lo tenga, porque el talento siempre es interesante. Lo que ocurre es que no hemos dado a los autores el respeto y el reconocimiento que se merecen. Habría que citar más al autor de la canción y darlo a conocer. Así, quizá, si supiéramos que los autores existen y tienen el talento, la SGAE no sería tan mala.
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Hoy nos ha mostrado al Sr. Pauner como vencedor del Anapurna. Muy bien. Gloria a Oregón. Déjeme recordarle que hace años, con Calatayud de jefe de Neurocirugía, Arregui de adjunto y la inestimable colaboración del ubícuo Morandeira, Pauner y unos amiguetes también "heróicos" se bloquearon dos habitaciones de Neurocirugía del Clínico para hacer neuroestimulación y otras terapias, con objeto de curar unas congelaciones que se habían hecho en su "hazaña". La larga ocupación impidió que tres enfermos de tumor cerebral, programados para intervención, llegasen al quirófano: sus camas estaban ocupadas por los héroes que se habían expuesto al peligro. Mientras tanto, el Clínico salía cada día en la prensa, con motivo del tratamiento de estos héroes de la estupidez. Los muertos no tienen nombre. El Señor les habrá compensado por la culpable estulticia de los que ansían páginas de periódico y segundos de teleinformativo a costa de lista de espera. ¡Pauner, sé nuestro Marcelino, que algo sabes hacer!