Todos los años, incansable y repetitivo, con la puntualidad de una estación meteorológica vuelve a la actualidad de Aragón el dichoso asunto del trasvase. Todos los años, con el tesón incansable de un martillo pilón, vuelven los catalanes y valencianos a pedir el agua. Todos los años, con la cabezonería de una mula, los aragoneses nos ponemos en guardia y comenzamos a repetir lo de siempre: nos quitan lo nuestro. Y yo me pregunto, ¿quién tiene la razón? ¿Es nuestra el agua por el hecho de pasar por aquí? ¿Qué ha pasado en esta tierra para que nombrar el trasvase sea peor que mentarle a alguien sus muertos? ¿Por qué nadie trata de estudiar y explicar el asunto del trasvase con algo de rigor? ¿Por qué todos barremos para casa y nadie está dispuesto a ceder? En la Expo nos decían que habíamos vivido de espaldas al Ebro. Tenían razón, estábamos vigilando por si venían a llevárselo.
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Ha sido usted muy caritativo denominando al cachondeo de la pintura del puente de hierro «pan pa los pollos». Realmente, después del compadreo que dio fin a la polémica con amenazas de juicio de la reforma del seminario, tras el expolio de la reconstrucción de ese monumento al panem et circenses del estadio de La Romareda y con el aplazamiento voluntas adminicula de la expo-nabo, que pregunten esta gilipollez, ofende. Pero ofende mucho más que la gente responderá, claro que lo hará. ¡Socorro!
Y usted muy acertado en su comentario y muy amable. Gracias.
Un trasvase es una solución decimonónica. Que inviertan en desaladoras, por ejemplo. Ese agua la consideramos nuestra (quizá por error) por la misma razón que los catalanes y los valencianos consideran suya el agua que baña la playa (quizá también por error) y obtienen beneficio de ella. Y a los aragoneses nos cabrea que quieran hacer el trasvase porque nos resulta muy evidente que ellos han invertido el agua en macrourbanizaciones de lujo, campos de golf y parques temáticos, todo destinado al turismo, al igual que el urbanismo desbocado en la costa, y resulta que ahora no tienen para regar. Es sabido que el propio Julio Iglesias retiró una inversión millonaria que tenía prevista para una urbanización de esas y no sé qué más, cuando supo que el PP había perdido las elecciones. Y nosotros decimos: «Queréis chocolate y merendar, y todo no se puede. Tendríais que haber previsto que nos íbamos a dar cuenta de la jeta y que nos íbamos a negar». Y encima no aprenden: siguen votando al PP.
El problema es que segun quien pida el agua se tira de demagogia y muevo a miles de personas; pero si lo pide el de siempre, todo son «respetos» y tonterias. Lamentable lo de este tío. A ver si cuando se acabe la legislatura se va a vivir con sus amigos a Barcelona.