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Lee aquí el capítulo anterior.

El hombrecico y el acordeón se amaron. Después el acordeón pregunto: -Como te llamas.

-Agustín Martín. ¿Qué pues?

-Me gusta tu nombre.

Cuando terminó la condena, los amantes salieron de la horchatería de la mano y se metieron en una zanja creyendo que era la vía Hispanidad.

-Esto está muy cambiado.

-Fácil

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