Hay una reacción natural que se entiende cuando te toca de cerca. Es la de la reacción ante el paro o el miedo a perder el empleo. Tiendes a culpar al de al lado, después al jefe, luego al sistema y, al final, a la situación de crisis y, por tanto y porque no te queda otra, al que está en el Gobierno. Cada vez está más claro que va a ser la crisis la que va a mandar a Zapatero a la oposición y va a poner a Rajoy en el poder. Es la inercia. También, produce rabia ver personajes como el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, el hombre que ni siente ni padece, salir a apuntarse el tanto de la negociación con Magna. Eso sí que resulta un pelín indecente en estos días complicados que nos tocan vivir, pero aquí nunca pasa nada y el marcelinismo –esa forma de vivir tranquilamente la vida- se nos pega hasta los huesos.
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