Este artículo está pensado para las personas que tienen ideas y creatividad, pero tienen jefes o clientes a los que siempre hay que convencer. Este artículo es para la gente que se frustra porque no consigue superar las barreras que le ponen las personas que toman las decisiones y que, por lo general, tienen muy pocas ideas y, a veces, «muy poca idea».
Convence a tu jefe, a tu entrevistador o a tu cliente. Consigue que no te digan frases como estas cuando la cosa va de creatividad:
-No lo veo
-No acabo de verlo
-No veo cómo esto puede ayudarnos
Puedes comprar a tu jefe unas gafas como las de la foto o puedes seguir los diez consejos que ofrezco a continuación basados en mi experiencia personal sobre asuntos relacionados con la creatividad.
Aquí van unas cuantas propuestas. Espero que te sirvan.
1. Elige a tu cliente
¿En qué equipo quieres estar?
Es fundamental saber con quién quieres trabajar y lanzarte a conseguirlo. Hay quien distingue los siguientes tipos de clientes:
- Pagafacturas
- Clientes normales
- Clientes inercia
- Clientes con los que de verdad quieres trabajar
La idea es conseguir que el número de clientes vaya pasando del primer grupo al tercero. Si no eliges bien a tu cliente, el cliente acabará eligiendote a ti. Y será terrible.
Piensa con quien te gustaría trabajar y ponte a buscarlo.
En el caso de un empleo, el ejemplo también sirve. Hay trabajos que te ayudan a vivir y a pasar temporadas, pero uno siempre debe pensar cuál es el trabajo que de verdad querría tener.
2. Emociona a tu cliente
Mira esta imagen.
En su vida pública, la Reina Sofía no se emociona nunca. Solo cuando va a abrazar osos panda. Si hubiera abrazado más osos panda y menos Borbones, habría sido más feliz, claro.
Todos los clientes tienen un oso panda. Hay que buscarlo y hay que tratar de encontrarlo. Algunos clientes solo tienen este oso panda: el dinero. Entonces, la cosa está más complicada. Pero muchos clientes están buscando cosas que ni saben que existen: reconocimiento de su público, notoriedad de marca, responsabilidad social, reconocimiento social, felicidad, imagen, etc.
Busca el oso panda de tu cliente y hazlo brillar (esto suena oriental o algo así, pero no lo es).
3. No vendas procesos
El proceso creativo está bien, pero a ti te pagan por el resultado. A tu cliente o a tu jefe no le importa nada que te fumaras algo y te viniera la iluminación. Le interesa que el resultado sea bueno. Por lo general, la creatividad no se entiende mucho en los cargos de dirección y de toma de decisiones. Intenta que tu trabajo se defienda por sí mismo. En ocasiones, hay ideas muy buenas y procesos muy interesantes que terminan en una imagen muy fea. El proceso no te salvará. Si el resultado final es bueno, el proceso habrá valido la pena. Si, por ejemplo, vendes anillos de madera y plata, deberías esforzarte en que sean buenos.
4. No te ates a las ventas
Las ventas son importantes. Son el origen del dinero, son las que mantiene el negocio, pero suelen ser problema del cliente. Si el cliente pone las ventas en tu mochila, no podrás con todo. Desde el principio, el cliente debe saber que tú no eres su comercial. Debes tener algo de responsabilidad, pero no toda. Así que no vendas la moto. Tú no tienes que ordenar el almacén del cliente, ni tienes, en general, poder de decisión sobre el producto que vende.
Los malos jefes suelen echar la culpa a sus equipos de que la cosa no va bien.
5. Explica tu trabajo
Es fácil de decir, pero difícil de hacer: tu cliente y tu jefe quizá no sepan qué haces y por eso no lo valoren. Manda correos electrónicos con frecuencia para que vean que estás vivo. Pide cosas. Muestra tus ideas. Da guerra. Es mejor pasarse que no llegar. Es más fácil frenar a alguien que se pasa de frenada que hacer que un muermo se ponga en marcha.
Que no te ocurra como a Ra Paulette, que un buen día salió de su agujero y dijo: «llevo veinticinco años cavando unas cuevas que parecen una catedral». Haz que la gente se entere, por lo menos los que te pagan.
Cuando tengas una buena idea, trata de formularla en una frase. Si lo consigues, puede que la creatividad sea buena. Aquí va un ejemplo:
Los dentistas se anuncian con muelas y tornillos cuando deberían hacerlo con sonrisas.
Todos los ejemplos que vemos arriba sugieren dolor, sufrimiento, anestesia, endodoncia, sacaperras, etc.
Mirad en cambio este tan sencillo: ¿veis la sonrisa? La idea viene de Montalbán Estudio para Doctores Navarro.
También es interesante cómo aplican este concepto en algunas webs como Speciality o Silverson.
6. Lleva la iniciativa
No seas un muermo. No seas perezoso. Piensa por delante de tu cliente. Propón cosas, dirige el calendario. Es más fácil frenar a alguien que va muy rápido o muy a lo loco que hacer que alguien que no hace nada espabile. Hay una frase muy interesante en el mundo de la creatividad: la gente no sabe que quiere algunas cosas. Es necesario ponérselo delante de las narices. Hay que ir por delante siempre, como la chica de la foto en la carrera de avestruces.
7. Habla en primera persona
Cuando hables de un proyecto, utiliza la primera persona. Eso hace equipo y el cliente lo valora. Muestra que te sientes parte del proyecto. Si no te sale decirlo, ni lo intentes. Quedará muy forzado.
Frases de ejemplo: «Tenemos esto en stock», «hemos vendido», «tenemos que mejorar», etc. Haz como Batman, que, gracias a Robin, pasó del yo al nosotros.
8. Haz experimentos sobre creatividad
Sí, hay que hacer experimentos. Es interesante y sirve para aprender, además, alguna vez puede sonar la flauta. Pero no hay que hacer experimentos con los clientes y mucho menos en su nombre. Es conocida la frase «los experimentos, con gaseosa«, utilizada por políticos y creada por Eugenio D´Ors. Tenía razón. No se hacen experimentos con el Champán, sí con la gaseosa.
Hazte una web, métele plugins, quítaselos, haz acciones piratas para que Google te sancione o pon verde a algún gurú. Enreda, aprende, experimenta, vende algo online a ver qué tal se te da, pero hazlo todo en algún espacio tuyo. Dale, si puedes, el mejor aspecto y la mayor pinta de profesionalidad. Te ira mejor, claro.
9. No vendas al peso
Parece serio y parece profesional, pero vender al peso no tiene corazón. Hay empresas que ofrecen su trabajo como recetas de cocina:
- Cuatro tweets al día.
- Una publicación en instagram cada dos días.
- Una pulblicación en facebook cada tres días.
- Un artículo en el blog cada semana.
Esto es honesto y suena bien, pero le falta un espacio para la pasión, para la oportunidad y para la intuición. Hay que publicar más y mejor que en el ejemplo. Quizá no haga falta más, pero si hacerlo mejor. El cliente debe percibir interés, un interés real y efectivo por el trabajo que se está haciendo.
10. No vendas el canal
Los canales están de moda y después se pasan. Una campaña no suele ser mejor por el canal en el que se hace. Una idea es buena o es mala. Las redes sociales están en constante cambio. Aparecen y desaparecen. Hay subidones y olas que vienen y van. Sin embargo, la idea tiene que ser buena. No servirá una idea mediocre que se sustente en el mero hecho de estar en un canal. No funcionará. No vayas con una barca hinchable al canal de Suez.
Podéis ver el contenido de este artículo más desarrollado en el siguiente vídeo de una conferencia que di en el evento Talenticc de Nett Formación en Etopía en octubre de 2016. Espero que os guste.
Hola Juan.
He llegado a tu blog a través de Twitter y parece un proyecto al que le pones tripas y corazón.
Es de agradecer en un entorno plagado de contenidos asépticos y cortados por el mismo patrón.
«Finalmente» (eso va con sorna por tu vídeo), creo que te mereces un buen comentario.
Así que ahí lo tienes 🙂
Un abrazo de copywriter, de los que «no se venden al peso»,
Ivo
Hola, Ivo. Muchas gracias por leer el artículo y por tu comentario. Gracias de verdad. Un abrazo.