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- Primera llegada de Florentino: Utilizar como argumento electoral la idea “si no traigo a Figo, os pago el abono” es un modo de chantaje como otro cualquiera. La afición del Madrid aceptó. Tuvo a Figo y tuvo un modelo que acabó dejando el fútbol en un segundo plano.
- Segunda llegada de Florentino: la masa social del Real Madrid ha sido incapaz de presentar una alternativa, ni siquiera testimonial, al poder económico de Florentino Pérez. Un síntoma muy claro de mala salud democrática y de que, en el fondo, al madridismo le gustan los fuegos artificiales.
- Identificación del aficionado con el modelo de negocio, no con el tipo de juego que practica el equipo: el madridista usa argumentos de rentabilidad ante los fichajes, pero nunca habla de juego ni de goles. A un aficionado debería interesarle lo que cuesta un gol de Cristiano Ronaldo (echen cuentas) y no lo que produce en términos monetarios puesto que ellos “viven” de que el equipo gane y ofrezca un juego vistoso no del dinero que se genera.
- Falta de respeto a jugadores: el Madrid se olvida de jugadores transferibles, lesionados o en plantilla y les da un trato de mercenarios mientras están de vacaciones y se monta el circo de las presentaciones.
- Descuido manifiesto de la cantera: el Madrid no produce un “perfil” de jugador en su cantera. No tienen una idea de jugador y los resultados son evidenes.
Conclusión personal: los madrileños llaman “de provincias” a todo lo que no es Madrid. Sin embargo, la afición madridista está mostrando una actitud provinciana y de poco señorío al permitir que en su club se practique un espectáculo que está más relacionado con el dinero que con el fútbol.
Yo prefiero ver el Casetas-Utebo que una presentación de un futbolista. Lo primero es fútbol, lo segundo, no.