La cosa funciona así: buscamos una cenicienta con una historia humilde y fácil de repetir. Por ejemplo, trabajar en un andamio o en una pollería. Debe ser una cenicienta con la que la gente se identifique y que tenga atractivo físico. Esto hará que la chispa de la envidia prenda con facilidad. Sacamos a Cenicienta de su entorno y la llevamos al mundo de la televisión y las redes que, en este caso, hacen el papel de hada madrina. La ponemos guapa, convertimos sus calabazas en carrozas y sus harapos en vestidos envidiables y la llevamos al palacio. Cenicienta baila con el príncipe y es entonces cuando la madrastra y las hermanastras empiezan a hacer su papel. La envidia se manifiesta de muchas formas y, en el fondo, esconde una inevitable fascinación. El baile dura más de lo que parece y las madrastras y hermanastras se asoman a él en las revistas, periódicos y televisiones. Tras algunas idas y venidas, Cenicienta se casa con el príncipe y aquí termina el cuento que les contamos a los niños. Ahora les cuento yo lo que viene después: Cenicienta y el príncipe tienen una vida complicada. Ambos deben atender a sus obligaciones profesionales. La llegada al mundo del heredero suele ser un acontecimiento público, como una prolongación del baile. Poco a poco, un ejército de madrastras acompaña a Cenicienta por un camino sinuoso y ascendente. Avanzan por una montaña con esfuerzo y sin quitarse los tacones ni dejar de sonreír. Después de dar bastantes vueltas, Cenicienta llega a lo alto de la montaña y se da cuenta de que hay un enorme precipicio. Las madrastras la acompañan hasta el borde del abismo y le dicen que allí las vistas son mejores, que merece la pena acercarse. Cenicienta se asoma al vacío y alguna de las madrastras le da un pequeño empujón. Nunca se sabe bien quién ha sido. Cenicienta cae y queda malherida. Se da cuenta por primera vez de que la vida mata. Levanta la vista y ve a las madrastras mirarla desde lo alto con una falsa cara de pena. También observa que una bandada de buitres vuela en círculos sobre ella. Cenicienta comprende, se arregla el vestido, se pinta los labios y se hace una foto para Instagram.
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