José Ángel Biel Rivera encara las elecciones del año que viene con tranquilidad y parsimonia. Es más listo que el hambre y sabe lo que hay. Dice que su partido es como el clavo del abanico y anda muy contento con ese ejemplo. Algo que durante la legislatura se hace impensable, a unos meses de las elecciones se convierte en posible y en plena campaña electoral en probable. Biel se deja querer por aquí y por allá. ¿Quién vota al PAR?, se preguntan las personas amigas de las ideologías. ¿Quién vota a un partido que nadie sabe de qué pie ideológico cojea ya, si es que cojea de alguno? Hay quien dice que se votan ellos mismos, que son tantos los votantes como los paniaguados. Hay quien dice que los vota la gente que cree en un proyecto para Aragón. Biel lleva mucho tiempo gobernando. Su coche oficial y el de repuesto tienen en el asiento trasero derecho la marca de las augustas posaderas del político más sagaz que ha dado nuestra tierra. ¿Será capaz Biel de dejar un partido político en condiciones cuando se vaya de la vida pública? ¿Morirá el PAR con Biel? El tiempo todo lo arregla. Hasta la curiosidad.
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