Los Presupuestos Generales del Estado caben en una memoria USB. Se acabó la furgoneta descargando tomos y tomos de papel. Se acabó el carrito de ruedas llevando los mazacotes de folios de aquí para allá. Cada vez vemos menos los tejemanejes. Antes veíamos el papel. Ahora ni eso. El dinero se ha congelado. Hasta el rey se queda con lo puesto. Si los presupuestos caben en un pequeño aparato informático, la dignidad política y las pretensiones de Aragón caben en el discurso de un político: José Blanco. Digo que caben en un recipiente tan limitado porque son sorprendentemente pequeñas. Estamos siempre igual. Parece que las promesas sean nuestro alimento. Blanco dice en septiembre. Llega septiembre y dice en Enero… Y no nos quejamos mucho. O, quizá, no escuchamos las quejas. Siempre decimos que no defendemos bien lo nuestro. Hoy, con la visita del ministro Blanco y mirando el reparto de los dineros, ha vuelto a quedar claro.
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No nos quejamos, pero tsampoco los politicos de turno, sea quien sea no sabe exigir en Madrid, mal lo tuvo Hipolito, pero supo defendernos mucho mejor que ahora que son del mismo partido y eso no es grave, es GRAVISIMO
Claro que sin oposicion firme, certera y eficaz no vamos a ninguna parte