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Es fácil prometer y es complicado cumplir. Ayer en el senado quedó claro que no tendremos el Instituto del Cambio Climático y que el ministro Blanco no se ha convertido, de la noche a la mañana, en el hada madrina de Cenicienta. La ministra Garmendia se hizo la loca cuando se le preguntó por el instituto del Cambio Climático. En teoría, tendría que  estar preparado para principios de 2010. Sin embargo, sólo tiene un presupuesto de 75.000 euros, la mitad de lo que cantan los niños de San Ildefonso. En fin, ¿Para qué queremos el instituto del Cambio Climático? La verdad es que para poca cosa. Lo que nos interesaba más era mejorar el aeropuerto, pero Blanco ha dicho que no, que ya ha dado bastante por aquí últimamente y que ya vale, que la vaca no da para más. Promesas incumplidas las ha habido siempre y más aquí, pero algunas te dejan con más cara de tonto que otras.

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